Descalza


Deambulo en mi habitación como una loca.
Veo a mi triste sombra seguir inútilmente mis pasos.
La sorprendo besándome el tobillo.
Y por un momento, me río de mí misma
mientras continúo mis pasos sin sentido.

viernes, julio 30, 2004

Buenas noches




Saboreo el silencio
que muerde mi sueño
resbalando por mi escote.

.....

miércoles, julio 28, 2004

Agua

A veces, sólo a veces, mis pies no son pies sino aletas, mi piel se arruga tanto que resbala en su tacto húmedo de escama y en apenas unos segundos olvido todo lo que he vivido antes. La nada. Y la nada es ese espacio donde todo empieza.

***Razones para ser Pez:

  1. Las aletas, los órganos locomotores y estabilizadores.
  1. Las escamas que les protegen eficazmente contra las heridas y que segregan una abundante sustancia que dificulta la fijación de parásitos.
  1. Su memoria dura poco más de tres segundos.

Fumarte

Enciendo uno detrás de otro. Prender la llama es tan fácil. La amiga cerilla, el artificial mechero o la moribunda colilla. Una calada, una sola calada. Fuerte, decidida. Dentro. Entra. Con ganas. Abierta. El humo se corre en mi garganta. A oscuras. Con ellos siempre a oscuras, para viciar mi mirada tan sólo en ellos. Y dejarlos ir. Manos quietas. Boca desnuda. Piel sin palabras. Ojos, les doy todos mis ojos. Ojos para acariciar la línea naranja que marca cómo consumo mi tiempo, tic tac, cenizas. Se apagan, siempre se apagan, abandonados, mientras yacen en el ataúd de mi cenicero. Lástima, dejarlos morir por una sola calada. Cuando a mí lo que me gusta es retenerlos entre mis dedos, matarlos a largas y espaciadas caladas, recrearme con su misterio y mi vicio, sorprenderme con los labios secos que lo atrapan y se desgajan, con el dolor de las yemas quemadas perdida la noción de la cuenta atrás, sin péndulo en mi reloj. Aspirar, llenar. Contaminar, enfermar. O tal vez no, tal vez no era eso. Vago recuerdo que sabe a tabaco, pero también a café. Sí, tal vez era eso. Tabaco y café.

Tú, si tú. Ponme un cortado, y después… si te dejas…, después te fumaré entero.

lunes, julio 26, 2004

No me lo preguntes


Echar de menos es emborrachar mis sentidos para perder la noción de mis pasos. Vómitos de euforias revueltas en el estómago por empachos pasados.

Echar de menos es contemplar en el espejo todas las llaves que cuelgan de mi cuello. Cerrar los ojos, abrir los poros, sentir su peso frío bailando sobre mi piel.

Echar de menos es abrir con ellas las cerraduras que se oxidan entre todas tus piernas mientras se cruzan y descruzan bajo la mesa de mis desvíos.

Echar de menos es sudar mis sábanas, queriéndolas manchar de recuerdos con mis dedos enguantados en tus manos sin vértigo.

Echar de menos es un cuento, donde tu personaje y el mío me los invento

domingo, julio 25, 2004

Estas horas en las que no miento..

Ha vuelto a pasar, aunque me lo prohíbo cada viernes, aunque lo niegue cada lunes y el miércoles acabe creyéndome lo que aparento. Me he inyectado en vena otra sobredosis de siesta. Y no hablo de dormir de tres a cinco. Ni tan siquiera hablo de dormir.

miércoles, julio 21, 2004

En la rotonda

¿Lo hago? Si.  Puñetero atasco. Otra vez tarde. Nervios. Calor. Te la juegas. Correr. Llegar. Impuntual. No llegar ¿Lo hago? Que si. Venga, va. Agh. Que calor. Reunión. Prisas. Importante. Reloj. Agobio. Que esperen.
 
Semáforo en verde. Voy.
 
Pero todavía no. Quieta. Un poco más. Que piten. Ya casi. Tranquila. Tiene que ser en el instante exacto. Ni un segundo antes ni otro después. ¡Ahora!. Primera. Empiezo a bordear lentamente la rotonda, el carril de la izquierda es mío, sólo mío. Calculando, deseando el momento. Mi momento. Desconectando. Me inunda el silencio y la carcajada abierta mientras el agua del aspersor me riega a través de la ventanilla abierta.
 
Minutos después aparco. Tarde y mojada. Estrecho la mano a los tres hombres serios y encorbatados que disimulan su mirada hacia mi pelo y mi falda. Me dan pena y no puedo evitar una sonrisa  condescendiente: ¿Qué señores? ¿empezamos?


lunes, julio 19, 2004

Puertas

Me he acostumbrado a que me den en las narices con tantas puertas y me he pillado con ellas tantos dedos, que últimamente las cierro por instinto y de un portazo. Lo malo es cuando me dejo las llaves dentro.

miércoles, julio 14, 2004

Rompiendo aguas

Últimamente mis sueños violan mis pesadillas. Y engendran sin dolor mi tiempo. Un día de estos salgo de cuentas. Pariré sin anestesia. Quiero fotografiar cada segundo, una diapositiva para cada poro, por cada berrido. Y entonces más liviana, sin el peso de la carga, saldré de la cama.

lunes, julio 12, 2004

Para mañana. Sí, mejor mañana

Nunca acabo lo que empiezo, pero a veces no acabo de arrancar siquiera, y soy esa cara estúpida a la que todos miran mientras se queda en la línea de salida, sin metas por las que participar, sueños desdibujados y castillos de cartón. Y con esta página actúo como con todo, perezosa e indecisa. Cansada por no cansar. Como no me gusta no arranco. Mucho azul. Y demasiados pájaros. ¿Pseudo literario? ¿Vómitos y gritos varios? ¿Lineal? ¿Viejos retratos? ¿Neuras u orgasmos? Y así me va, que no voy, hacia dónde se va mientras se va cambiando. Me quedo a verlas venir, a esas que nunca vienen. Miro mis pies descalzos, esos que deberían echar a andar. Pero hoy no, mejor lo dejo para mañana, me voy a la cama.