Ella es la señora que lleva el corazón guardado en el bolso. Ella es la que te hace trampas mientras pasea la espera atada a su correa. Calle arriba, calle abajo, acaba siempre en el parque de sombras de la esquina. De la esquina a tu cocina. Un café. De tu cocina a tu boca. Abre la boca y susúrrale un beso. Obedeces justo cuando el despertador la desvela. Y entonces se levanta, se ducha de ti, se viste de mentiras, se peina la tristeza y sale a alquilar, para llegar a fin de mes, otro corazón roto. Que nunca es el tuyo, ni el suyo.
Foto Marta C Dehesa