Descalza


Deambulo en mi habitación como una loca.
Veo a mi triste sombra seguir inútilmente mis pasos.
La sorprendo besándome el tobillo.
Y por un momento, me río de mí misma
mientras continúo mis pasos sin sentido.

martes, diciembre 13, 2005


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Y qué si ella se dejó llevar. Y qué si cerró los ojos y dedicó todos sus sentidos a esa lengua, desdibujando arrugas de ida y vuelta. Y qué si dejó que desnudara en un susurro su nuca con su boca seca. Y qué si ella quiso creerle, como ayer. Y qué si la mañana llegó abrazada sin prisas para arroparlos con motores, ladridos y rumores. Y qué si la calle les retó a un duelo. Y qué si él la apuñaló: “Este cigarro y me voy”. Y qué si ella le castigó sin silencio: “¿Desayunamos?”. Chocolate en el parque, domingo por la mañana. Fuera el deshielo. Sólo los niños patinan, ellos ya no. Y qué si ella a él le llamara puta y él a ella cabrón.