Descalza


Deambulo en mi habitación como una loca.
Veo a mi triste sombra seguir inútilmente mis pasos.
La sorprendo besándome el tobillo.
Y por un momento, me río de mí misma
mientras continúo mis pasos sin sentido.

martes, noviembre 08, 2005

Verde que te quiero verde.

El domingo fue noche de colada. Encendió un cigarro, apagó la música y se sentó en la única silla de la cocina, no necesitaba más banda sonora que los vertiginosos giros del tambor de su lavadora. Verde sólo verde. Tu verde y tu verde. Verde la vela de la llama que la acompaña. Verdes las sábanas del viernes, ante, bajo, contra, en, sobre, tras el pijama del sábado, verde. Verde de verdad.

Más tarde al buscar el abrigo de su cama comprobó, resignada, que el olor, vuestro olor, no sólo posee y destiñe la ropa.