Descalza


Deambulo en mi habitación como una loca.
Veo a mi triste sombra seguir inútilmente mis pasos.
La sorprendo besándome el tobillo.
Y por un momento, me río de mí misma
mientras continúo mis pasos sin sentido.

lunes, octubre 03, 2005

(tengo la boca seca)


Recostó su cabeza en ese hombro, para asustar el frío que ascendía cual diablo tartaja del desconcierto para poseer su garganta. Ella se dejó llevar o Ella decidió comérselo a besos. Ella dejó que se inundara su boca o Ella decidió que hablara su cuerpo. Qué más da.

Nadie como su mano balanceándose sobre su vaquero sabe susurrarle tan bien, sin tartamudeos, que son sus pieles las que comparten lenguaje y sueños. Así que Él, regocijado u obediente -quién sabe-, desabrochó su bragueta para mostrarle el idioma que sí comparten.
(ya no)