Descalza


Deambulo en mi habitación como una loca.
Veo a mi triste sombra seguir inútilmente mis pasos.
La sorprendo besándome el tobillo.
Y por un momento, me río de mí misma
mientras continúo mis pasos sin sentido.

lunes, octubre 31, 2005

¿?


Le dijiste ve delante. Y ella no dudó en que la seguirías. Como tampoco titubeó a la hora de ponerse la falda que tú habías elegido. Sin nada ¿eh? Sí, sin nada, ¿quieres comprobarlo? No. Claro, de su sonrisa y sus ganas te fías. Y la viste marchar confiada y decidida taconeando las calles de la noche que recién se vestía. Torció todas las esquinas, cruzó de acera en acera, llegando sin llegar porque no iba a ninguna parte, debía dejarse atrapar, pero tú no le diste alcance. Te esperó en cada portal, se mostró debajo de las farolas impares, aulló para todas las lunas, desgastó sus pasos en los baches del asfalto, bordeó cada alcantarilla para que tu olfato no perdiera su rastro. Le prometiste calor, pero incauta ella no adivinó que regresaría con los muslos internos en carne viva sí, ardiendo, pero porque las caminatas siempre la dejan escocida.