Descalza


Deambulo en mi habitación como una loca.
Veo a mi triste sombra seguir inútilmente mis pasos.
La sorprendo besándome el tobillo.
Y por un momento, me río de mí misma
mientras continúo mis pasos sin sentido.

domingo, abril 24, 2005

.
.
Desnudo tengo el silencio,
azotando la garganta
con el suave gemido
del desencuentro.



Para morder la risa de la culpa, para restarle un testigo a la necia oscuridad, para arañar los huecos que se confunden. Tibio. Para abrazar los finales sin distancia, para bailar un quiebro en todas tus cinturas, para desvestir las respiraciones que se buscan. Tierno. Para compartir la asfixiante impaciencia de la piel, para secuestrar los rubores que sangran el espacio, para envolver la incertidumbre que abrasa el instante. Tenso. Para apuñalar los ecos adormecidos del cuerpo, para desbordar la mente de las miserias del chantaje, para endurecer las letras como títeres de hilo. Tramposo, silencio.

Hasta que se arquea la hembra bajo los gritos enmudecidos.