Descalza


Deambulo en mi habitación como una loca.
Veo a mi triste sombra seguir inútilmente mis pasos.
La sorprendo besándome el tobillo.
Y por un momento, me río de mí misma
mientras continúo mis pasos sin sentido.

miércoles, marzo 16, 2005

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Está el miedo-escénico (el clásico pánico) que paraliza como una descarga de un rayo. Se cura a base de patadas en el culo. Luego está el miedo-espejismo (la ficción pusilánime) que envuelve como una neblina invisible y pesada. Éste es un cabrón, porque no frena los pasos, pero te impone la carga del camino y la mirada baja, no de la de los cobardes sino la de los idiotas.

Y contra ése, contra ése no caben las bofetadas externas si no despiertan antes tus sueños.