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Regálame tu dedo. ¿Cuál? El pulgar.
¿Para qué? Para follármelo con la boca. Pero déjanos a solas. Para que no me de pudor, despenetrarlo con mi lengua, vestirlo de saliva y temblor, lamerlo con mi deseo, restregarlo contra mis dientes y espasmos, masturbarlo con mis labios y succionar su orgasmo hasta mi garganta y mi sexo. Mientes. ¿Por qué? Porque a ti sólo te da pudor hacer el amor.
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