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Siempre con el cambio de año,
me siento con el derecho de pedir deseos, una especie de inercia convencida y consecuente, - cómo cuando se me cae una pestaña, posarla sobre la yema del índice, soplar y soñar, nada demasiado mágico, nada demasiado imposible, polvos de azar para el camino ya trazado.- Este año la lista era abuRmadora, llevo semanas dándole vueltas, indecisa, superada, tacha, quita, suma, pon, valora, compensa, resta, prioriza, criba. Pero ya está, ya lo he decidido, voy a concentrarme en un sólo deseo:
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*** Deseo que en el 2.005 mis tetas dejen de caerse.
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Y del resto, del resto ya me ocupo YO ***
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