Descalza


Deambulo en mi habitación como una loca.
Veo a mi triste sombra seguir inútilmente mis pasos.
La sorprendo besándome el tobillo.
Y por un momento, me río de mí misma
mientras continúo mis pasos sin sentido.

domingo, diciembre 19, 2004

mayo 2004- diciembre 2004

me duelen
los pies
Por tus momentos

Tú sabes que no te quedan atajos. Es éste y nada más. Tú sabes que las piedras grises obligan tus pasos. Un paso, otro y otro a sumar. Tú sabes que te llevan dónde no quieres llegar. Irás. Vas. Tú sabes que el final no es tuyo. Lo darás. Lo das. Tú sabes que no existe destino sólo caminar. Sin parar. Tú sabes que tus pies se fuerzan. Te dolerán. Te duelen ya. Tú sabes que la oscuridad se acaba, pero que mirar buscando es no encontrar.

Sabes tanto que me das miedo. Miedo de que vagues hacia, por, para… y que en tu andar, no palpes tus ganas, no descalces tu mirada, no respires tus deseos, no olfatees tu risa, no escuches tus fuerzas, no sabores tu aliento. Me das miedo marta, miedo de que no sientas lo que los espectadores ajenos sí vemos. Que en ese suelo impuesto el sol se cuela y lucha por ti, hacia ti, para ti. Regalándote tu juego de luces y sombras, de frío y calor. Peleas sola, y sola tú ganas. Pero para eso pelea. No, lo sabes, sé que lo sabes, no existe el premio por todo, pero no olvides pelear por tus momentos en tu largo caminar. No los pierdas, no los dejes atrás.