Una de tronos y sierras
Ha vuelto ese sueño. Desde hace unos meses me visita con regularidad. Yo y mi trono, sentada en él toda repantingada y a una altura superior a la fila interminable de personas que esperan su turno para ser consultadas o interrogadas, no sé bien.- ¿Rasuras mi vello púbico o me pintas las uñas de los pies?- No escucho lo que dicen, algo contestan pero no lo recuerdo, sólo sé que no me convencen sus respuestas, aunque todavía no entiendo bien el sentido de mi pregunta ni lo que pretendo con ella. Pero les despacho enérgicamente,-el siguiente-, mientras señalo con mi dedo índice dónde está la puerta; (no sé si al otro lado les espera algún castigo, pero se marchan con cara compungida, triste y asustada). Siempre me despierto llena de energía y vitalidad, nada que ver con el cuerpo que se me queda cuando sueño que me meten en una caja y que me cortan con una sierra todo lo que me sobra porque no cierra la tapa.
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