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Dices que me robas las alas y yo que no sé volar,
busco en el espejo plumas en mis costillas pero el doble de mi espalda sólo me devuelve un disfraz de papel cosido a besos, que tiembla cada noche que le susurra vacilante tu llama. Cuidado, ten cuidado, que tan cerca (tan cerca, tan cerca…) puede empezar a arder.
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