Descalza


Deambulo en mi habitación como una loca.
Veo a mi triste sombra seguir inútilmente mis pasos.
La sorprendo besándome el tobillo.
Y por un momento, me río de mí misma
mientras continúo mis pasos sin sentido.

domingo, agosto 08, 2004

Resaca


Pegajosa. Por fuera y por dentro. Se gira sobre su lado izquierdo y acurruca sus rodillas contra su estómago, sin rozarse, resbala, debe dormir. Coloca sus palmas abiertas frente a su cara, unidas en forma de cuenco que quiere dar de beber. Restos de una plegaria para su ego. No las ve, pero las siente, las huele. Agridulces. Aspira. Intoxicándose. Lame sus manos que saben a sexo. Las paladea, se paladea. Basta. Soy un bebé. Sin ruido en el pensamiento. Acunar el placer que saborea el sueño. Introduce su pulgar en la boca, el chupete que mece sus sentidos. Duérmete. Duérmete. Siente un suave picor ascendiendo desde su boca a sus ojos, como quien cata una guindilla y bajo esos párpados que no le pesan estallan húmedas las chispas de un escozor que sabe añejo, reserva del 99, otro verano, otro viñedo, otra cepa, otro veneno.