Descalza


Deambulo en mi habitación como una loca.
Veo a mi triste sombra seguir inútilmente mis pasos.
La sorprendo besándome el tobillo.
Y por un momento, me río de mí misma
mientras continúo mis pasos sin sentido.

martes, noviembre 29, 2005

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El cenicero desborda porquería. Es el pequeño, el grande se rompió. Le saqué fotos. Estaba tan bonito, picos de cristales de colores sobre ceniza, decorando mi suelo. Lo dejé ahí horas, en la esquina. A veces una se cansa de barrer restos y prefiere contemplarlos, quizá es un duelo más largo pero resulta finalmente reconfortante, te da tiempo a despedirte pasando por todo el abanico de las emociones; de la rabia, frustración e impotencia a la calma de la sonrisa condescendiente y previsible. A la fuerza una aprende a desprenderse de los destrozos sin prisa, total, la fragilidad al abrigo del roce de mis manos implica una fecha de caducidad, desconocida pero cierta, nada sobrevive. Excepto mi pez milagro, nada me ha durado tanto, ni el amor.


lunes, noviembre 28, 2005

(8) Para eL la

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Si el camino dibuja para ti un guiño en la mueca tímida de una sonrisa, cuélgate de sus labios y cómete todo su carmín. (¿Estamos?)

jueves, noviembre 24, 2005

(7) Ladrones

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Me han robado el bolso del tiempo, de un tirón. El desgarro ha dejado las asas hechas jirones, colgando burlonas de un hombro al que sigue pesándole las horas consumidas, las medias horas aplazadas y los cuartos de hora malgastados.

(6) Keratoconus

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De algún bolsillo sacarán los ojos que encontrarán la mirada que yo he perdido.

martes, noviembre 22, 2005


In blue





Párpados de piedra
y suelas sin esquela.

lunes, noviembre 21, 2005

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Se supone que algo está bien definido
cuando sabemos lo que es
y lo que no es.

Una persona tiene una identidad definida cuando sabe quién es y quién no es, cuando sabe lo que piensa, siente y quiere. Al mismo tiempo, sabiendo esto sabe lo que no piensa, lo que no siente y lo que no quiere, lo que no puede y lo que no debe. Sabe quién es, qué lo diferencia de los otros, y no se confunde.

Se supone que eso le da conciencia de su identidad. Es decir le da unidad y le permite reconocerse y moverse adecuadamente en su ámbito y espacio.

Se supone que los límites nos definen como personas y nos ubican en la realidad, porque nos permiten saber quiénes somos y quiénes no. Descubriendo con ello quiénes somos, con toda la riqueza y la pobreza que acompaña a ese descubrimiento. Pobreza, si nos creíamos más de lo que éramos. Riqueza, si nos damos cuenta que somos totalmente originales, únicos e irrepetibles, que no podemos confundirnos con los otros.

Sin embargo los límites nos recortan algo, como si nos quitaran cosas o nos empobrecieran, privándonos de lo que no es nuestro. Los límites restringen el deseo, distinguiendo la realidad (lo que soy) de la fantasía (lo que no soy).


Si el límite es el valor identificador de cada persona,

su nombre,

no quiero saber como me llamo.

sábado, noviembre 19, 2005

(5) Resaca

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Pegajosa, por dentro y por fuera. Restos de una plegaria para su ego.

(4) Tatuajes

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Tiene su sexo una arruga por cada vicio con el que ha jugado a cicatrizar su piel.

viernes, noviembre 18, 2005

(3) Buenas Noches

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Saboreo el silencio que muerde mi sueño resbalando, perezoso, por mi escote.

jueves, noviembre 17, 2005

(2) Sequía

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Luego, guarda la copa; que la mujer del destiempo anuncia restricciones en mi bodega.

(1) Gran Reserva

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Voy a embotellar palabras, para dárselas de beber a esos cuerpos que aún no han amanecido en mis sábanas.

miércoles, noviembre 16, 2005

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Hurtos (II)

A veces.

(El instante)

Te sorprende.


Caminar adelantando la mirada hacia donde se dirige la punta de tu bota. Inercia. Y ahí están. Buscándose. Cotidiano. Los dedos que bailan en el aire. Acercándose. Perdidos. Las palmas que se encuentran. Enredándose. Inconscientes. El tiempo se detiene. Y vuelve. Llueve a cámara lenta. Y vuelve. Fotograma a fotograma. Y vuelve.


¿Has visto? Encajan.

(El instante)

A veces.



nunca
me has dado la mano

martes, noviembre 15, 2005

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Hurtos (I)



Hoy se cumple una semana desde que comenzó a llover.

Una se acostumbra a llevar los bajos de los pantalones constantemente mojados, los pies fríos y el sonido de la lluvia instalado en el oído. Una se acostumbra a llevar siempre prisa, a querer dormir mucho, a sonreir poco y a buscar refugio. Pero a lo que una no se acostumbra es a caminar con la mirada baja. No me acostumbro a que toda esa gente que se cruza día a día conmigo sólo me muestre un universo de zapatos. Echo de menos mis caras. Miles de caras extrañas al frente. Regalándome su historia anónima, desdibujada y borrosa.


Hoy se cumple una semana
que no he inventado


la vida de


una cara robada.


(to be continued)

domingo, noviembre 13, 2005

Aniversario-s

Anoche me acosté hecha un ovillo
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Lo hice con premeditación, nocturnidad y alevosía. Vamos, que con toda la intención. Decidí enroscarme en mí misma, sin discriminación, para que cada partícula de mi piel sintiera el roce y el calor de la compañía hermana. No podía verme, pero imaginación me sobra y me convierto en ese tercero que espía desde el techo y que procesa en el cerebro una imagen en 3D de una masa humana, una grotesca parodia de un enorme balón de playa pinchado. Y digo pinchado, porque todos sabemos que según se desinflan estos balones (normalmente de propaganda, coste cero, calidad cero, duración un suspiro), se van quedando amorfos y pierden toda redondez y símil con el círculo perfecto que yo ilusamente pretendía. No conté con mi oxidada elasticidad, mis curvas varias y protuberancias exageradas que anulaban tan digno propósito.

Lo dicho, y retomando la cuestión de estudio que hoy nos ocupa (que me pierdo), contra toda habitualidad, esta servidora que duerme generalmente de costado, más bien estirada y que ha lanzado a algún que otro invitado al suelo (sí, me declaro culpable y reincidente, pero fue sin querer), ayer abrazó sus rodillas, forzó su cuello hasta colocar su cabeza entre sus senos y dobló piernas y pies alrededor de sus muslos y nalgas. Supongo que necesitaba sentirme rodeada.

Esta mañana, esta mañana me he despertado tal cual, en mi posición de bola. Bueno, casi tal cual si no fuera por un pequeño matiz ; mi cuerpo en bloque había girado 180 grados. Mi pijama y mi pelo inmaculados. Pero mis miembros entumecidos, doloridos y fuertemente entrelazados, ya no miraban al sur. Mi nariz y mi boca se estampaban contra la pared norte. Esta mañana quien amaneció en mi cama no fui yo, fue mi reflejo en el espejo. Porque él sí puede parar quieto, yo no.

Y mi cama, mi cama sin deshacer, sin sábanas encogidas y edredones desaparecidos. Sin almohadas machacadas y arrugadas. Sin esos restos de movimiento que siempre me regalan mis sueños y pesadillas.

Mi cama hoy no engañaba. Mi cama clamaba; nena ¡que has vuelto a dormir sola!


¿Y qué?






Marzo 2.004

jueves, noviembre 10, 2005

insomnium


He tenido un sueño sonoro, con la tostadora.
No he llegado a verla en ningún momento, de hecho todo se reducía a esperar el “¡Clinc!” que avisaba que loquefueraqueestabadentro, ya estaba listo. Un duelo. Agudizar oídos, alertas expectantes y sentidos pendientes para nada. La muy cabrona aguardaba, paciente, a que llegara cualquier desliz de relajada confianza y ¡Zas!, lo lanzaba fuera -fuera del sueño vamos-. ¡Clinc! Y despertar dentro del sueño, o fuera, que sé yo, se supone que estaba dormida. El caso es que me lo perdía, llegaba tarde a loquefueraquestabadentro y vuelta a empezar. Esta mañana, en el desayuno no he podido evitar mirarla a través de dos preciosas y pegajosas ojeras con otro respeto, y a distancia -por si acaso-, que lo único que me ha quedado claro es que no soy muy rápida con los reflejos.

martes, noviembre 08, 2005

Verde que te quiero verde.

El domingo fue noche de colada. Encendió un cigarro, apagó la música y se sentó en la única silla de la cocina, no necesitaba más banda sonora que los vertiginosos giros del tambor de su lavadora. Verde sólo verde. Tu verde y tu verde. Verde la vela de la llama que la acompaña. Verdes las sábanas del viernes, ante, bajo, contra, en, sobre, tras el pijama del sábado, verde. Verde de verdad.

Más tarde al buscar el abrigo de su cama comprobó, resignada, que el olor, vuestro olor, no sólo posee y destiñe la ropa.

domingo, noviembre 06, 2005


El parpadeo inquieto


de tus pupilas desveladas
telegrafíaba la noche en mis mejillas;


un recuento de caricias y un ruego al segundero.


(Pero ya estábamos en el tiempo de descuento.)

DERROCHE
El reloj de cuerda suspendido /El teléfono desconectado /Una mesa dos copas de vino
Y a la noche se le fue la mano (...)
Si supiera contar todo lo que sentí /No quedo un lugar /Que no supiera de ti.
Que no acabe esta noche (...)
Derrochamos no importaba nada/La reserva de los manantiales/Parecíamos dos irracionales
Que no acabe esta noche (...)

jueves, noviembre 03, 2005

(contracturaS)

.....Sabes de sobra, que no sé de reverencias ni quiero. Que tus latigazos puede que me quiebren el cuello, pero que no conseguirás, tú tampoco, que lo dé a torcer.

.....Llámame soberbia, altanera o lo que tu coño en celo para, que ambas sabemos que es un problema de intolerancia, la uniform(e)ada autoridad me repele y desgasta.

.....Superficial y chica lista para hoy ya tengo cita y terapia: con un profesional. No sé obedecer, pero en las tensiones me gusta dejarme querer.